Muy a menudo no nos damos cuenta que la comida no es solo lo que creemos que es…
Afortunadamente, cada vez hay más consciencia y se visibiliza más la importancia de nutrir nuestro cuerpo físico, mental y energético con alimentos más naturales, saludables, llenos de vida y ricos en nutrientes.
Sin embargo pasa a un segundo plano el hecho que también la información que consumimos, las relaciones que cultivamos, las palabras que elegimos y los pensamientos que repetimos alimentan no solo nuestra mente, sino también la de quienes nos rodean.
Al igual que los alimentos físicos, estas interacciones pueden nutrirnos o agotarnos.
Por otro lado desconocemos que nosotras mismas, nosotros mismos estamos siendo comida para algo, para alguien.
Escuché esta importante reflexión en un encuentro de “El Hilo de Oro” con Daniel Lumera.
Tenía muy claros los primeros dos puntos (por lo menos de forma teórica, porque la práctica, bueno… ya sabemos que a veces cuesta un poquito más)
Pero el tercer punto…
Sentí como mi enfoque cambiaba completamente, y eso es algo que siempre me fascina.
Valoro muchísimo cuando alguien es capaz de coger un concepto y cambiar por completo el punto de vista, regalándote un nuevo enfoque, mucho más enriquecedor y amplio.
En ese punto se abre un mundo de reflexión y percepción, se abren nuevas posibilidades de ser y decisiones de cómo estar.
Así que, en cuanto me di cuenta de como Daniel había abierto una nueva puerta…
Decidí cruzarla e investigar hasta qué partes de mi misma me habría llevado esta vez, en qué nuevas tomas de conciencia, porque es evidente…
Pueden mostrarte puertas que no habías visto hasta ahora, incluso llegar a entreabrirlas por ti… pero atravesarlas, abrirlas de par en par…
Esta siempre será tu decisión, tu responsabilidad y tu voluntad, y será esto lo que genere un cambio real y duradero en ti.
Así que empecé a sentir en mí las palabras de Daniel
¿Qué comida eres?
¿Qué nutre tu vida?
¿A qué o quién estás dando de comer, y qué tipo de comida eres?
Pude imaginarme por un momento como cogía una forma diferente a la física qué tengo ahora mismo, y ver cómo entregaba partes de mí a las personas que decidía tener a mi alrededor, a las conversaciones que decidía mantener, a las dinámicas que alimentaba, a los pensamientos a los que seguía dando atención, a los proyectos que nutría.
Y fue inevitable pararse a reflexionar: ¿Quiero ser comida de todo esto?
¿Me están comiendo relaciones, trabajos, emociones, situaciones que de verdad quiero seguir nutriendo con mi vida?
¿Qué tipo de comida soy?
Comparándome con los alimentos tradicionales ¿soy nutritiva, fresca, transparente en mis ingredientes, o por el contrario soy procesada, caducada, recalentada o amarga?
¿Nutro mi vida desde la escucha auténtica de mí y del instante presente, con todos los cambios que esto pueda suponer, o desde antiguos patrones y pensamientos que ya no me pertenecen, pero que decido seguir por el simple hecho que es lo que he hecho siempre?
¿Doy de comer con paciencia, cuidado, presencia… o lo hago en piloto automático llenado de más… o de menos?
Quizás no lo veamos, pero es con nuestra vida con lo que estamos alimentando todos estos aspectos, así qué, qué menos, que sentirlos profundamente nuestros.
Que vayan mucho más allá de un simple sobrevivir de forma individual, que estén al servicio de nuestro crecimiento individual, pero también integrados en un bienestar común, más amplio, más extendido.
Que lo que crezca, que lo que se haga fuerte y grande con nuestra vida, sea el reflejo de nuestros talentos, de nuestras formas más auténticas de Ser y sentirnos.
Que sean el producto de todo aquello que nos hace sonreír el corazón, el alma, que nos hacen llegar por la noche quizás cansados (o en este caso… ¡comidos!), pero con una sensación de plenitud y felicidad por aquello a lo que estamos dando vida.
Sin embargo mi mente le dio aún una vuelta más…
Sí soy comida de alguien, de algo… si estoy entregando mis recursos físicos y energéticos, que son limitados, a algunas situaciones…
¡Esto significa que estoy dejando morir de hambre a otras!
El siguiente paso fue preguntarme: ¿Qué estoy dejando morir de hambre? ¿Qué estoy negándome a alimentar, a ver crecer?
¿Estoy dejando morir de hambre situaciones, aspectos de mi, de forma consciente, sabiendo que sencillamente no son parte de mi camino, de lo que quiero en mi vida…?
¿O estoy haciendo desaparecer anhelos, proyectos, sueños, talentos… por no darles lo más valioso que tengo, mi vida, mi entrega, mi ser comida…, por no estar repartiendo bien mis recursos?
De nuevo es inevitable seguir investigando y abrirnos a sentir todo esto, si efectivamente somos conscientes de que nuestro ser comida es algo limitado, y que, lo veamos o no, cada día tomamos la decisión de alimentar algo, y dejar morir otra cosa..
¿Estás repartiendo tu “ser alimento” en coherencia con lo que quieres ver florecer en el mundo?
Si quieres que tu vida esté hecha de rosas, margaritas y crisantemos… no puedes seguir dando de comer a otros tipos de flores.
Sin entrar en si son mejores o peores, sencillamente, depende de lo que realmente quieras ver dentro y fuera de ti.
¿Qué parte del mundo estás alimentado y qué parte del mundo eliges que desaparezca?
Es una elección diaria, y todo empieza por ser consciente.
Gracias, a ti que me estás leyendo, por haberte alimentado un poquito de mi, de mi tiempo, de mi mente y, sobre todo, de lo que mueve mi corazón… ¡Espero que te siente bien!
Gracias por ser parte del trocito de mundo que quiero nutrir.
Al final, solo aquello que verdaderamente nutrimos crecerá con nosotras, con nosotros, y será el reflejo de nuestra vida.
¿Qué vas a decidir alimentar hoy para que florezca mañana?🌱
🌍Me encantará leerte en los comentarios y conocer tu mundo interior.
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Alimento el amor y la paciència
Gracias por hacerlo Paqui 🙏💜
Muchas gracias Yanua por este alimento tan nutritivo que has compartido con nosotros.
En estos tiempos quizás sea un reto también cultivar la paciencia. Nos hemos acostumbrado tanto a los círculos de gratificación instantánea, los ciclos dopaminérgicos, que nos cuesta alimentar lo que sabemos que no va a crecer a corto plazo..
Un abrazo
Que gran verdad Eva… Gracias por ser parte de otra forma de alimentarnos y «ser alimento» 💜
Gracias Yanua, una reflexión muy adecuada para estos momentos tan apabullantes.
Gracias por estar Cristina💜🙏