Cuando el Fuego de la Práctica Meditativa te Sostiene

Tempo di lettura 6 Minuti

Nunca he sido una persona muy disciplinada…

Siempre he huido de todo lo que mi mente interpreta como demasiado estructurado, rígido, normalmente lo vive como un ataque directo a mi libertad, a mi forma personal de expresarme.

Mi diálogo interno ha sido siempre que mi única constante es hacer, o dejar de hacer, lo que siento. 

Y habrá tantas interpretaciones de esto que acabas de leer, como personas que lo lean.

Cada mente pasará estas palabras por su propio filtro hecho de acontecimientos, historias personales, creencias, condicionamientos, heridas, victorias…

Puede que ahora mismo estés pensando: ¡Bien hecho, yo hago exactamente lo mismo!

O por el contrario… ¡Qué irresponsable, hay que esforzarse más! 

No importa, lo bonito es abrir una ventana, crear juntas, juntos, un espacio abierto, vacío, en el que podamos sentirnos y jugar con las formas sin juicios.

Como decía…

Analizando mi patrones de comportamiento, puede parecer, parecer, que me cuesta ser constante, disciplinada, y eso en parte es así… «en parte«, porque nunca es todo tan sencillo, lineal

Así que tanto si eres del equipo “libertad sin disciplina” como del de “disciplina al poder”… te invito a quedarte, a investigar conmigo.

Aunque estos son aspectos que vas viendo desde temprana edad, porque los adultos no suelen perder ocasión de definirte cuando eres pequeña, pequeño, diciéndote como eres…

Me enfrenté a esta definición de mi misma hace años, cuando empecé a practicar yoga, a meditar.

Desde las primeras formaciones se hacía hincapié en la importancia de una práctica diaria, de un compromiso constante con tu sadhana personal, construir una rutina, un espacio en el que practicar todos los días sí o sí.

Muy a menudo nos pedían hacer cuarentenas, o noventenas, de una secuencia, por ejemplo de Yoga Kundalini, específica, o una meditación en concreto, o sea, repetir la misma práctica durante 40 o 90 días, y si te saltabas uno… vuelta a empezar.

Por aquel entonces yo no lo sabía, pero eso fue el primer paso de una serie de cambios en mi.

Pasé por mil fases…

Culpa por no conseguirlo, rechazo hacía mí misma por no ser capaz, asombro en el conseguirlo, demasiada rigidez y lesiones físicas por no saber parar y no escucharme de verdad, sentirme menos por no practicar, sentirme más por practicar, pensar que era una violencia hacía mi misma hacerlo cuando no lo sentía, sentir que eran excusas y que tenía que seguir y punto…

Y todas y cada unas de estas etapas fueron necesarias, necesarias para algo tan sencillo, y tan complejo a la vez: Verme

Poco a poco fui rompiendo muchas de las definiciones que me había cosido al alma. Fui experimentando cada vez un poco más con mi personalidad, mis gustos, lo que creía ser o no ser.

En definitiva, me hicieron ver que no existía solo una forma de ser Yanua, que podía descubrir muchas más, algunas maravillosas… y otras no tanto.

Pero todas dignas de existir por el simple hecho de que ya estaban existiendo, sencillamente yo no sabía, o quería, verlas.

Al final iba a ser verdad que la única constante es escuchar y confiar… confiar que, pasito a pasito, vas a transitar por todas las experiencias necesarias para quitarte esas famosas capas de cebolla con las que te has ido escondiendo con tal de no hacer ver lo más auténtico que tenemos: nuestra fragilidad, nuestro ser más allá de la mente, nuestro no saber

Y así, fui encontrando lo que para mí, en términos generales, es la clave: que el motor de la acción sea un impulso del corazón. Porque si lo es, llegará la Yanua determinada y más disciplinada.

Pero si no lo siento como tal, aunque sea algo súper deseable y necesario, lo haré desde fuera, desde la mente, y al final terminaré viviéndolo como algo forzado, lejos de mi autenticidad, y dejaré de hacerlo… aunque me hubiese gustado conseguirlo.

¿Y por qué es tan importante una práctica diaria?

Porque sube el volumen de tu corazón y baja el de la mente. Te entrena en saber escuchar cuando de verdad es un “sí», cuando es un “no» o cuando es solo un “espera», y te da la fuerza, y la valentía, para alinearte a esa consciencia.

Como explica Daniel Lumera, es como un fuego que te ha sido confiado, que alimentas día tras día con tu práctica, también para que pueda calentarte en invierno. 

Yo, sinceramente, no había tomado consciencia real de esto que comparte Daniel hasta hace solo unas semanas.

Era algo que sabía a nivel mental.

Echando la vista atrás podía reconocer con facilidad todos los grandes cambios que ha generado en mí, y en mi vida, una práctica más constante… pero…

Fue solo hace unas pocas semanas cuando sentí, física y emocionalmente, como aquel fuego me estaba sosteniendo.

Estaba en el medio de unos días de mucha intensidad emocional y mental, en los que se estaban manifestando de forma clara mis límites, mis maneras de gestionar las situaciones, todo lo aprendido hasta el momento y lo que quedaba por aprender…

Acababa de pasar otra mala noche, pero esta vez, ya cansada de las anteriores, tenía la guardia aún más baja, así que la ansiedad había estado paseándose toda la noche por mi cama, mi corazón y mi mente.

Cuando sonó el despertador abrí los ojos de mala gana, con la cabeza espesa, densa, el cuerpo entumecido y pensé: Hoy no medito, me quedo durmiendo más tiempo.

Y acto seguido me llegaron, con extrema claridad, las imágenes de cómo habría sido mi día, como suele ser cuando, ya en el pasado, he vivido jornadas así.

Habría cedido ante la huida de la mente, cayendo en conductas que al final, como bien nos explica Daniel Lumera, solo buscan anestesiarnos un ratito, para luego estar incluso peor.

Pero de repente, llegó aquel fuego a rescatarme, cálido y firme.

Y sin darme cuenta, sin dejar espacio a que algún pensamiento pudiera volver a autoboicotearme, me estaba levantando y preparando para sentarme a acudir a “mi cita con el infinito” (cit Daniel Lumera) y conmigo misma.

Y pude sentir como durante todo el día el fuego estuvo sosteniendo mi corazón, mi alma, quemando y dando calor allí donde era necesario.

Y ahora sé que es algo que pasa más veces de las que nos damos cuenta. Sé que es este fuego el que nos hace irnos de sitios donde ya no podemos crecer más, donde sencillamente ya hemos acabado las posibilidades de nuevos colores.

Sé que es el mismo que nos arropa y nos da la fuerza para seguir nuestros anhelos más profundos…

Pero demasiadas veces no he sabido reconocerlo, y darle las gracias, cuando ha sido el momento.

Aquel día, aquel día tuve la suerte de sentir como podía rendirme por completo a él.

Estaba allí para mi, como yo he estado para él, alimentándolo, respiración tras respiración, en las prácticas diarias, con toda la alegría, la pasión y el amor… pero también con toda la pereza, las dudas, el rechazo y el dolor.

No te escondas de tu fuego, deja que te vea  y respira en él, inhalación tras inhalación, exhalación tras exhalación… una respiración tras respiración.

No hace falta más.

Toma consciencia de cómo arde tu espíritu y de lo que es capaz de alumbrar.

Justo para que podamos hacerlo crecer y brillar cada vez más, nos encontramos con Daniel Lumera, en Barcelona, el 29 de septiembre.

Será una tarde intensa de práctica, “De la Respiración a la Meditación”, para que podamos, en Comunidad, reavivar nuestro fuego y llevarlo al mundo, guiadas, guiados, por Daniel Luemera.

💜¿Nos vemos allí?💜

P.S: y tú, ¿qué relación tienes con la disciplina y la constancia? ¿Tú también has pasado por varias fases?

Me encantará leerte en los comentarios y conocer tu mundo interior.

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natalia
natalia
3 mesi fa

Gracias 🙏

Daniel
Daniel
3 mesi fa

Me siento totalmente identificado con el artículo que escribes. Tanto por las fases que has pasado como por la disciplina para meditar o las largas noches sin dormir.
Refuerza saber que hay más gente en el camino.
Saludos

Soledad
Soledad
3 mesi fa

Totalmente identificada, el diálogo mental excusando o justificandolo todo. Más, cuando conectamos con el fuego del espíritu todo se vuelve cristalino. Me encantaría asistir el 29 pero estoy en Argentina. En diciembre estaré en Barcelona, ojalá se repita. Muchas gracias

Gracia
Gracia
3 mesi fa

Totalmente identificada …cayendo en conductas que al final, como bien nos explica Daniel Lumera, solo buscan anestesiarnos un ratito, para luego estar incluso peor.

Abrazo Yanua y eternamente agradecida por tu acompañamiento.
Valiente!

Raisha Pilar López Matesanz
Raisha Pilar López Matesanz
3 mesi fa

Gracias Yanua por compartir algo tan profundo y tan común.
Me he sentido tan identificada!!!
Cuando escuché a Daniel en los darshan la palabra COMPROMISO una inquietud llena de revulsivo se me despertó por dentro. Y fue un gran punto de atención.
He ido y voy entendiendo la magnitud del compromiso. Cada día voy experimentando las reacciones que surgen al ponerme con la práctica diaria. Mis mayores «tentaciones» es la sensación de «rutina» que debilita mis ganas de hacerla. Y uno de mis mayores apoyos es la comprensión de que así, en ese estado me voy a entregar a ella. Estoy atenta a todos los pretextos y disculpas que me van apareciendo para evitar o retrasar sentarme en el cojín. Me doy cuenta entre otras más cosas que esto me conecta con la humildad y agradezco experimentarlo. Cada día voy adentrándome en la comprensión de permitir lo que soy y donde estoy.
En fin, que está siendo todo un camino de atención, aceptación, perseverancia… Descubriendo la entrega y la rendición (otros dos temas muy importantes)
Muy agradecida de haber conocido este camino del Hilo de Oro, a Daniel Lumera y a tod@s vosotr@ por todo lo que recibo, puedo dar y aprendo.

Shankar
Shankar
2 mesi fa

Hola. Saludos cordiales. Entiendo lo que dices. Yo no soy disciplinado ni constante. Si que es cierto que cuando he estado perdido he acudido a talleres y lugares que me han redirigido hacia la luz aunque con el tiempo con mi inconstancia e indisciplina me he vuelto a perder muchas veces. Aunque sigo teniendo fe y creyendo en la luz hay algo que es poderoso en mi que me mantiene en el estancamiento y me cuesta atravesar. Supongo que es porque soy conformista y no tengo ninguna meta ni objetivo fijado en mi vida. Eso sí, siempre intento vivir en paz, desde el amor a todo lo que me rodea aunque no siempre lo consigo desde lo aprendido en mi camino hacia la luz. Sólo sé que no sé nada y eso para mí también está bien. Gracias por la oportunidad de poder expresarme.

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