¿Cuánto de lo tú que ves es fruto de una visión condicionada por tu pasado?
A lo largo de nuestra vida pasamos a través de vivencias que dejan una huella profunda en nuestra forma de verla y experimentarla.
Tanto sea en el papel de víctima como en el de verdugo…
Hay acontecimientos que se quedan enquistados en nuestra memoria, generando dolor, impotencia, rabia y miedo hasta mucho tiempo después de lo ocurrido.
¿Podemos realmente considerarnos libres?
Seguimos recordando en nuestra mente, una vez tras otra, el daño o la ofensa sufrida, o generada…
La vemos reflejada en cada nueva situación como si nos tapáramos los ojos con un viejo velo que nos hace ver el mundo exterior a través de todas las emociones aún no liberadas ni sanadas.
Y así, sin darnos cuenta, nos agarramos al dolor generándonos más dolor, cediendo afuera la responsabilidad de nuestro bienestar, quitándonos del centro de nuestra propia vida.
Vemos la vida a través del filtro del pasado, del resentimiento, bloqueando la liberación auténtica y revolucionaria.
El perdón nos quita la venda y nos abre a una nueva percepción de la realidad.
Quizás eres de los que creen que esta mirada te va a llevar a olvidar lo sucedido, a aceptar injusticias y heridas profundas…
A permitir cualquier acción y estar a merced de los demás
¿Y si fuera justo lo contrario?
Perdonar te devuelve al lugar al que siempre has pertenecido…
A ti mismo, al centro de tu experiencia de vida
¿Te atreves a probar?
